martes, 11 de junio de 2013

Los puntos sobre las "íes" latinas

La traducción de la alocución latina Primum non nocere, atribuida a Hipócrates (siglo V adC), acepta varias formas, aunque se reconocen diferencias sutiles entre ellas: 
  •  Primero, no hacer daño
  •  Sobre todo, no hacer daño
  •  Ante todo, no hacer daño
  •  Primero que nada, no dañar 
  • Antes que nada, no dañar
Se refiere, entonces, al deber de los médicos de no causar daño, obligación que se antoja como primordial en la jerarquización de sus obligaciones éticas. Ningún profesional sanitario (en su sano juicio) quiere hacer daño a sus pacientes; incluso se ha acuñado el desafortunado término ((para mí)) de "segundas víctimas" por el Dr. Wu, para señalar aquellos profesionales que habiendo cometido un error se tienen que enfrentar a las culpas y remordimientos derivados. Incluso antes, el Dr Hilfiger, un médico rural en un recóndito lugar de EEUU publicó en 1984 en el New England Journal of Medicine un artículo titulado Facing ours failures que él mismo define como "la imposibilidad de no cometer errores, el dolor que esto le causa al médico y la incapacidad que tenemos de lidiar con ello".
Sea como fuere, Primum non nocere se supone que es una máxima o un aforismo (declaración u oración concisa que pretende expresar un principio de una manera sucinta, coherente y en apariencia cerrada) atribuida a Hipócrates, y una de las primeras cosas que un estudiante de Medicina aprende. Quién de nosotros no ha comenzado o finalizado sus clases de seguridad del paciente con la siguiente diapositiva:


Claro que no caemos en la cuenta de que Hipócrates fue un médico de la Antigua Grecia, considerado una de las figuras más destacadas de la historia de la medicina y muchos autores se refieren a él como el «padre de la medicina» en reconocimiento a sus importantes y duraderas contribuciones a esta disciplina y fundador de la escuela que lleva su nombre. Esta escuela intelectual revolucionó la medicina de la Antigua Grecia, estableciéndola como una disciplina separada de otros campos con los cuales se la había asociado tradicionalmente, convirtiendo el ejercicio de la medicina en una auténtica profesión. Sin embargo, suelen entremezclarse los descubrimientos médicos de los escritores del Corpus hippocraticum, los practicantes de la medicina hipocrática y las acciones del mismo Hipócrates, por lo que se sabe muy poco sobre lo que el propio Hipócrates pensó, escribió e hizo realmente. A pesar de esta indefinición, Hipócrates es representado a menudo como paradigma del médico antiguo. En concreto, se le atribuye un gran progreso en el estudio sistemático de la medicina clínica, reuniendo el conocimiento médico de escuelas anteriores y prescribiendo prácticas médicas de gran importancia histórica, como el juramento hipocrático y otras obras.
¿Médico griego pronunciando una alocución latina? ¡Qué raro!
No es la primera vez que se escribe sobre este tema e historiadores de la medicina los hay muy buenos. 
Esta confusión idiomática hizo que la famosa frase de "no hacer daño" se le atribuyera también a Galeno que nació en Pérgamo en el año 29 o 130 d.C. A los veinte años Galeno se convierte en therapeutes (discípulo o socio) del dios Asclepio y toma contacto con la obra del célebre médico Hipócrates de Cos, que sería su principal referente a lo largo de su carrera. Su obra se basa en la tradición hipocrática pero no hay elementos de base como para aseverar que fuese el autor del famoso aforismo. El conocimiento del griego se redujo notablemente en la Edad Media. Cuando los primeros textos de Hipócrates se imprimieron en los siglos 15 y 16 aparecieron en latín; ¿de ahí la confusión? Es posible pero no muy probable.
Hay que señalar que algunos historiadores refieren que Hipócrates acuñó esa frase en el Hippocratic Corpus, “Epidemics,” libro1 sección11- "El médico debe ser capaz de decir el pasado, conocer el presente y predecir el futuro. Y tener dos cosas presentes respecto a la enfermedad, principalmente hacer el bien y no dañar".
El aforismo sin embargo se hace famoso a partir del siglo XIX; Smith en el Journal of Clinical Pharmacology del mes de abril del año 2005 menciona una obra de T. Inman (1860), en que señala que la frase latina, ha sido investigada y atribuida a Thomas Sydenham (1624-1689). Thomas Sydenham (1624, 1689, Londres) fue un médico inglés apodado el «Hipócrates inglés». 
Su trabajo se catacterizó por el estrecho contacto con el paciente, consagrándose más al estudio de los síntomas que al de las teorías médicas. A él se le atribuye la descripción de la corea aguda infantil (corea de Sydenham). Reunió su amplia experiencia clínica en el libro "Observationes medicae"  sobre la historia y curación de las enfermedades agudas, en cuyo prólogo expuso un programa para construir una nueva patología basado en la descripción de todas las enfermedades "tan gráfica y natural como sea posible", ordenando los casos de la experiencia clínica en especies igual que hacían los botánicos. Sydenham fue gran amigo de Robert Boyle, que le recomendó el estudio clínico de las epidemias de Londres y que dio como fruto un libro publicado en 1666 con el título de Methodus curandis Febres. Su notoriedad llegó a oídos de John Locke en Oxford; cuando éste fue trasladado a Londres entabló una fuerte amistad con Sydenham, que le acompañaba todos los días en su visita médica impresionado por su excelente práctica. 
Pero aquí no acaban las atribuciones del aforismo "primun non nocere". Según Worthington Hooker, el más destacado experto en ética médica americana del siglo XIX, el crédito y mérito debe recaer en el patólogo y médico parisino Auguste François Chomel (1788-1858), sucesor de Laennec en la cátedra de patología médica, y el preceptor de Pierre Louis. Al parecer, el axioma era parte de la enseñanza oral de Chomel. 
Fue un miembro importante de la anatomía patológica, movimiento de principios del siglo XIX en Francia, que se basa en la investigación científica de Bichat, Laënnec y  Bayle. En 1828 proporcionó la primera descripción de un tipo de aguda polineuritis que más tarde sería conocido como el síndrome de Guillain-Barré-Strohl. El Dr. Worthington Hooker (1806-1867), en su libro del año 1847 "Médico y Paciente", atribuye el primer uso contemporáneo del axioma médico, Primum non nocere a Chomel.

¿Les ayudo a presentar la próxima conferencia sobre seguridad de los pacientes? Ahí va:

O ésta otra: 



Hipócrates, Galeno, Chomel o Sydenham, qué más da. Lo importante es aplicar el aforismo y no hacer daño a los pacientes. Al menos, intentémoslo; hay margen para obtener rédito.

2 comentarios:

  1. Un poco de historia de la medicina no viene mal. Gracias.

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  2. Gracias Aurora. Es un honor que te pasees por este modesto blog. Un saludo

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